Hay en redes sociales una auténtica guerra por subir selfies de “pareja feliz” y arrasar con los “me gusta” y “me encanta”, una tendencia que más allá de la dicha aparente en cada fotografía revela situaciones muy diferentes que rayan en narcisismo y dependencia de la aceptación social.

1.-  Más vale poco y bien arado, que no mucho y arañado

Muchas parejas no dan descanso a sus redes sociales y cada cinco minutos suben un estado nuevo para compartir que ya se formaron en la fila del cine, ya compraron el combo, ya tomaron sus asientos y algunas escenas de su película favorita, cargadas de sus mejores poses y sonrisas para demostrar que sí son muy felices. Hay quienes viven la felicidad… sin dar más testimonio.

2.- No hay envidia de la buena

Un estudio realizado en Dinamarca con un grupo de personas a las que se les privó de consultar sus redes sociales durante una semana, demostró que lograron un nivel más alto de satisfacción personal, sin preocuparse por la felicidad, logro y presunción ajenos. Disfrutaron más su relación de pareja.

3.- Dime de qué presumes y te diré de qué careces

La realidad de quienes convierten en vicio subir sus estados con frases como “felices por siempre”, “te amo mil” o “incondicionalmente el uno para el otro”, puede ser inversamente proporcional a la intención. Revela más la necesidad de aceptación social y de mantener un status de pareja que están muy lejos de tener, porque las relaciones amorosas siempre tienen altibajos.

4.- Bienaventurados los que no hablan porque ellos se entienden. (Mariano José de Larra)

Es mejor mantener en privado no sólo las palabras de amor y de apoyo al compañero, como también las peleas, las diferencias y enojos que, a menudo, son pasajeros. Cuando se hace público por coraje, quien comparte su vida privada sólo es motivo de burla. Si has peleado con tu pareja más vale mantenerlo a buen recaudo. A la gente ¿eso qué le importa?

5.- Presumir y valer poco, tema de loco

En la cantidad de selfies que se publican para presumir el amor de pareja y, peor aún, en la edición de esas fotografías con filtros y programas como Photoshop para mostrar rostros que no son reales, revelan tendencias narcisistas lo que, en términos de análisis sicológico, es considerado un trastorno mental en el cual las personas tienen un sentido desmesurado de su propia importancia y una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás. Pero, también, demostraría autoestima frágil, vulnerable a la crítica más leve.

6.- No por mucho madrugar amanece más temprano

El hecho de compartir en redes sociales muchos estados sobre cuánto amas a tu pareja no significa que estén verdaderamente bien, sino que en realidad hay inestabilidad producto de las inseguridades.

7.- No tengo que demostrar nada, no ando corriendo, cada día es un regalo y lo aprovecho a fondo. “El amante japonés” (2015), Isabel Allende

Quienes disfrutan de una relación plena, con confianza, con amor, con buena comunicación, no necesitan ponerlo en la red social, ni presumirlo ni requieren de generar en otros envidia alguna. Lo disfrutan con integridad y ya.

8.- Mata más una esperanza que un desengaño

Cuando alguno de los dos es obsesivo compulsivo en compartir estados amorosos en sus redes sociales en realidad tiene la esperanza de que su relación de pareja llegue a mejorar con el tiempo y que algún día, esa persona se dé cuenta del amor verdadero. Pero con el tiempo también los intereses cambian, surgen nuevas expectativas, planes, hay quienes incluso se van a vivir a otras ciudades para continuar sueños, estudios, trabajo y siempre, quien no aprende a soltar, es quien sufre más. Y quienes finalmente caen en esta última categoría saturan sus redes sociales con frases de desesperanza y amores no correspondidos.

9.- A buen entendedor, pocas palabras

¿Conoces usuarios de las redes sociales fanáticos de compartir sus estados según sus emociones momentáneas y sus relaciones de pareja? ¡Pues etiquétalo!