Año con año es lo mismo: ventas no repuntan, al menos para la economía local

En el resto del año, ni quién se acuerde de los indígenas

Poza Rica, Ver.- Un conocido refrán dice que al nopal sólo lo van a ver cuándo tiene tunas, y en el municipio de Papantla esto aplica en el mes de marzo de cada año, cuando es la festividad conocida como Cumbre Tajín; durante el resto del año, el pueblo totonaca es olvidado. Indígenas ganan proyección internacional en lo que dura el festejo, los demás días, ni quién se acuerde de ellos.

También conocido como el Festival de la Identidad, Cumbre Tajín, es una de las festividades más importantes, no sólo de Veracruz, sino también de México y del mundo, por la participación de los voladores de Papantla, conocidos en varias partes del mundo; año con año, la ceremonia trasciende más allá e incluso ha cobrado fama a nivel mundial, sin embargo, lo que se proyecta no es toda la realidad de la cultura totonaca, ya que muchos de los habitantes viven sumidos en la miseria, ya que incluso, los mismos Voladores de Papantla han manifestado su inconformidad por la falta de apoyos y seguros de vida, pues en caso de fallecer (como ya ha ocurrido), sus familias quedan desprotegidas.

Por su parte, los comerciantes locales aseguran que invierten más de lo que ganan. En años anteriores, los organizadores hacían y promovían ciertos arreglos para que al menos los visitantes no se llevaran tan mala imagen de la zona. Sin embargo, las últimas ediciones han sido la excepción, ya que son enormes baches los que darán la bienvenida a los turistas, situación por demás vergonzosa, ya que es una verdadera lástima que un festival tan importante, cause desagrado a los asistentes por las pésimas carreteras.

NADIE IMPULSA EL COMERCIO

A pesar de que año con año indígenas de la comunidad El Tajín esperaban con gran entusiasmo el mes de marzo, en el cual se realizan diversas actividades que anuncian la llegada de turismo local, nacional y extranjero, derivados de Cumbre Tajín, este año es la excepción pues no cuentan con la esperanza de repuntar sus ventas, manifestando que cada año van a la baja y le atribuyen dicha crisis a la falta de apoyos para ofrecer y mejorar la calidad de sus servicios.

No sólo ellos se ven afectados, las ficticias inversiones millonarias que direccionan para dar la bienvenida a los paseantes, todos los turistas nacionales que han visitado la Zona Arqueológica de El Tajín, afirman que el tramo carretero es el más deplorable del país, donde grandes baches cubiertos de escombros o algún otro objeto a su paso, alertan a los transeúntes, de lo difícil que puede ser llegar a su destino.

Varios vendedores de la zona afirman que no cuentan con una expectativa positiva para este año, sólo buscan recuperar lo invertido y pagar a sus empleados, para no afectar de igual manera la economía de sus familias.

De igual modo, don Demetrio Olarte, padre de familia, productor y con cuatro personas a su cargo, ofrece bisutería artesanal en una carretilla, a las afueras de la Zona Arqueológica, afirma que las ventas cada año van a la baja, debido a que ellos solos sostienen su trabajo, “Como artesanos no contamos con apoyo de las autoridades, de igual modo, no nos visitan todo el año, es insuficiente la promoción que realizan para que venga a visitar este lugar” dijo.

Demetrio Olarte sostuvo ante este medio que les resulta complicado vender productos al turismo extranjero, debido a que no cuentan con la capacitación necesaria para poder comunicarse con ellos, y su mercado sólo comprende el turismo local y nacional y muchas veces, tienen que bajar los precios de sus productos e incluso, acusó que el comité  denominado “Juego de Pelota” al que pertenecen 126 personas de la comunidad El Tajín, no los apoya de la manera en que ellos esperaban, cerrándoles las puertas en otros lugares, donde pueden vender sus productos.

Contrario a la versión de Demetrio Olarte, el actual director de Cumbre Tajín, Ernesto Aguilar Yamuch, dijo que los artesanos ya tienen muchos años de experiencia “ya conocen cómo funciona, los voluntarios ya vienen preparados, se les explica qué hacer, cómo orientar, ya traen preparación”, aseguró.

Por otro lado, la Organización de Restauranteros y Artesanos, que cuenta con más de 50 integrantes, afirman ser los más afectados, debido a que no cuentan con luz y agua para ofrecer un mejor servicio a los turistas que visitan el lugar, refiriéndose a la zona arqueológica.

Demostraron que llevan más de 30 años esperando la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como el respaldo del Gobierno Federal para la aprobación de energía eléctrica en el lugar, y de esta manera, otorguen un periodo más largo de servicio.

“Nosotros todos los años hacemos oficios, tratamos de comunicarnos con ellos, pero ninguno se ha acercado para ver cuáles son nuestras necesidades, ni mucho menos ver de qué manera atraer a más viajeros”, dijeron.

Otro factor importante que afecta la imagen del mismo, es el desinterés por mantener siempre limpia toda la zona, “nosotros como organización, contratamos un camión para que venga por nuestra basura, dos veces por semana, porque es para nuestro propio beneficio, debemos contar con mucha higiene y así mantener una buena imagen hacia los visitantes”, testificaron.

Asimismo, no cuentan con una red eléctrica, teniendo que pagar y verse beneficiados por periodos, con una sola planta de luz para 50 restaurantes que se encuentran en el lugar.

Ofrecer a los visitantes una exquisita variedad de comida huasteca no garantiza venta segura, ya que la mayoría acude con alimentos y por si eso no fuera suficiente, tienen que lidiar con comerciantes ambulantes de otros lugares.

José Luis Morales Cruz, agremiado a dicho comité, señaló que tienen que buscar otras alternativas para poder dar a conocer los productos, como lo fue el “Festival Gastronómico del Totonacapan”, llevado a cabo el mes de diciembre del año pasado, a fin de atraer más personas al lugar y verse beneficiados.

Destacó que en el evento de Cumbre Tajín no les beneficia del todo, debido a la distancia que existe entre la Zona Arqueológica y el parque temático “Takilhsukut”, y el turismo no se dirige tanto a este lugar.

A pesar de que el llamado Festival de la Identidad representaba una esperanza, hoy en día ya no lo es, tal y como lo afirma Doña Mary, vecina de la comunidad El Tajín, quien se dedica a la venta de ropa de manta, así como diversas artesanías, manifestó que en su caso invierte más de lo que gana, debido a que los costos del material que utiliza ha aumentado sus precios “ganamos diario aproximadamente como $100.00 pesos, espero que con las próximas fiestas aumenten los turistas para que nos compren”, señaló.

Por Kattia Vera/ Clemente Hernández

Gráficas Fernando Barrientos